DEJANDO MEMORIA Y VIDA EN ESTE LUGAR

7 de septiembre de 2007

s U S a n A b I E n DeSPiErTA

CHISMES DE LA FRONTERA

Este es un relato sobre algunas experiencias de la vida fronteriza que sólo se ven y se viven in situ. El fin de semana fui a Ensenada, llegué a la central de autobuses compré mi boleto mismo que me aventó de mala gana la chica del mostrador y con toda razón con el calor que estaba haciendo seguramente estaba hostigada. Subí al camión justo eran las 9:30 y mientras la gente se apresuraba a guardar sus cosas en los compartimentos yo iba pensando en la posibilidad de sacar mi libro La insoportable levedad del ser, <<< (abro paréntesis) >>> este libro lo había leído años atrás y la sensación que me provocaba era de una terrible e insoportable ansiedad, así es que un día lo cerré y pensé que ya era suficiente con mis propias ansiedades así es lo abandoné por completo. Sin embargo resulta, que hace poco comencé a leer a Scott James que -supongo es un sociólogo- quien lo menciona en uno de sus trabajos, entonces pensé que probablemente habría algo en el libro de Milán Kundera que me podría traer ideas para un trabajo que estoy escribiendo. Así es que con todo y mi escepticismo e inconformidad con el libro decidí tomarlo y llevarlo conmigo a mi viaje hacia Ensenada <<< (cierro el paréntesis) >>>.
Cuando finalmente el chofer encendió el motor yo me dispuse a sacar mi libro para comenzar a leerlo casi como si no lo conociera ó como si hubiera sido una recomendación que no podía dejar pasar por alto. Justo cuando había terminado de leer la reseña del libro, detrás de mi asiento comencé a escuchar una conversación interesantísima, fue el pretexto ideal para olvidarme de Kundera y poner toda mi atención en aquella plática que me retrató parte de esta vida fronteriza pero contada por voz de quienes a diario la viven: un residente y una ciudadana de Estados Unidos, obviamente de origen mexicano.
La técnica por excelencia del antropólogo para obtener información se llama chismografía no la etnografía como muchos piensan. Esta es una técnica que consiste en tener la oreja bien parada, no distraerse con nada, grabarse de memoria los sucesos más importantes de la conversación, -hacer notas si es necesario- y hacer el menor ruido posible o acto de presencia que pudiera distraer de su fluida y natural conversación a los hablantes.
Dicho esto, les cuento que me quedé calladita, con la oreja bien parada y no me llevaba la mano a la boca de las sorpresas que escuchaba en la conversación, para que mi compañero de asiento no se diera cuenta que estaba chismeando, por que esos sí, aunque socialmente no son muy bien vistas las personas chismosas, todos en la primera oportunidad aprovechamos para enterarnos de un chismecito. Bueno, para no hacer el cuento más largo aquí les escribo más o menos cómo fue aquel diálogo.

Ciudadana: Ah! ¿Y entonces usted va a visitar a su hija a Ensenada?

Residente: Sí, tiene mucho que no la veo.

Ciudadana: ¿Y usted vive aquí en Tijuana?

Residente: No, yo vengo de…. (lo interrumpe la señora)

Ciudadana: Yo vengo de Los Ángeles, desde Los Ángeles vengo…

Residente: Ah ¿si? Yo vengo de aquí de San Diego,

Ciudadana: Yo ya tengo tiempo viviendo en Los Ángeles

Residente: Si, yo soy residente desde la Amnistía que hubo de cuando nuestros hijos recién nacidos nos podían a ayudar a arreglar los papeles, ahorita ya no se puede, ya ha cambiado mucho…

Ciudadana: Nooo ya han cambiado mucho las leyes de migración, ya cada año de hecho las están cambiando, ¿usted porqué no se hace ciudadano oiga? Usted ya puede ¿no?

Residente: Sí, si puedo pero no quiero….

Ciudadana: pero porqué, si es ciudadano puede pedir su Medicare y su pensión para el retiro…

Residente: Si pero luego ya ve que esos servicios no son muy buenos, además yo ya me retiré, me accidenté y me pensionaron…

Ciudadana: hay que suave, entonces ahorita ya nada más se dedica a viajar….pero sí debería pedir la nacionalidad porque ve que están cambiando las leyes, no vaya a ser que luego no los quieran nacionalizar, con este Bush ya no se sabe, este señor ha sido el peor que nos ha tocado, nos ha perjudicado mucho con lo de la migración, ya ve también con lo de la guerra se llevan a puros jovencitos como carne de cañón…

Residente: pues si, pues acuérdese de cuando la guerra del Golfo en el ’91 uno de mis hijos fue y regresó muy mal…

Ciudadana: pues si, con todo lo que han de ver los pobres muchachos, puro latino. Yo creo que en la comida les han de dar algo para que no sientan miedo, imagínese vivir entre la balacera y nomás estar esperando a que le caiga a uno un balazo, o vaya usted a saber todo lo que se verá en esos lugares. Yo digo que en la comida les ponen algo para que tengan valor. Una vez me contaron que así le hacen con las vacunas que nos ponen, cuando los doctores quieren hacer experimentos con una nueva vacuna, se la ponen a un niño y si se muere pues es por eso porque estaban experimentando pero los doctores le echan la culpa a la vacuna no al experimento, así se me hace que es con los soldados.

Residente: ei, pues si…

Pues en eso estaba el chisme cuando yo decidí firmemente volver a tomar mi libro y convencerme en que realmente iba a encontrar algo interesante, algo que me iba a abrir un camino nuevo de reflexión, entre líneas vi perdido el nombre de Nietzsche y mi subconsciente inmediatamente me ordenó voltear al mar, y así relajé mi vista disfrutando del azul del mar, de su inmensidad, de su fuerza, en ese momento me sentí cobijada. Nuevamente tenía un excelente pretexto para fugarme de ese libro… otra vez mis vecinos de viaje habían retomado su conversación y la ciudadana le preguntó al residente:

Ciudadana: ¿Entonces va a ver a su hija?

Residente: Si, voy para Ensenada a ver a mi hija, esa hija es a la única que no le pude arreglar sus papeles, es que ella se casó antes y pues así ya ve que no se puede…

Ciudadana: sí, ya no se puede si se casan antes.

Residente: Qué bonita vista verdad

Ciudadana: hay si, a mi me gusta mucho venir a Ensenada, lo malo es que ya se hace la línea bien fea de regreso. A veces para cruzar a San Diego tardo hasta dos horas, hay mucha gente, si parece que llegó un camión a tirar gente a la garita oiga.

Residente: ei, ya se hace bien pesada.

Ciudadana: Si, por eso ya casi no vengo, vengo cada mes, cada dos meses me canso mucho de estar parada. Antes de lo del once (se refiere al 11 de septiembre) todavía se podía cruzar más rápido, se hacía una línea de media hora y hasta menos, ni papeles me pedían sólo decía que era ciudadana y ya, y ahorita tardan para revisarle a uno como si trajera uno ¿que? Le digo que las cosas cambiaron mucho con el Bush.

Residente: ei, pues yo me voy a quedar unos días con mi hija para estar con ella….

Ciudadana: oiga y porqué no se hace ciudadano (vuelve a insistir la señora)

Residente: es que mire, yo tengo unas tierritas y unas casitas en mi pueblo, yo soy de Oaxaca, y ya van dos amigos que me dicen que a ellos les recogieron sus propiedades cuando se hicieron ciudadanos, y pues no quiero que me pase lo mismo. Pues usted cómo cree que se paga el Medicare (seguro médico) pues con esas propiedades que le quitan a uno cuando se hace ciudadano. No crea que es gratis, el gobierno nos quita las tierras y luego se queda él con el dinero, por eso yo estoy bien así. No quiero que me quiten mis tierras.

Ciudadana: Pues fíjese que eso no lo sabía, yo tengo dos casitas en Ensenada, no vaya a creer que muy bien puestas, pero las rento y saco algo y pues no, nunca he tenido problemas por eso, ha de ser porque antes de hacerme ciudadana ya era propietaria, o vaya usted a saber, lo que sí sé es que las leyes de migración cambian a cada rato. Mejor hágase ciudadano, no vaya a ser.

Residente: ei (contestó el residente sin ganas de continuar la conversación)

Al cabo de unos minutos escuché un ronquido apretado que venía justo del lugar del residente, comprendí que el tiempo de la chismografía había terminado y era hora de regresar a mi libro. En ese momento se me vino a la mente algo que leí sobre el “arte de la resistencia” que dice:

“Dentro de las armas simbólicas empleadas por los subordinados, Scott distingue los disfraces elementales (anonimato, eufemismos y refunfuño) de los disfraces elaborados (cultural oral, cuentos populares, grabados, carnaval). Así, los subordinados se dan a la tarea de inventar formas de resistencia simbólica que difícilmente pueden reprimirse como son los chismes y los rumores”

Esto me hizo pensar que en efecto el refunfuño y la queja constante de la ciudadana y la aprobación constante de sus argumentos por parte del residente conformaban una forma de protesta puesta en acción en un diálogo que al parecer no trascendería de las paredes del camión. Sin embargo heme aquí, sorprendida de haber escuchado en un diálogo el resumen de sucesos que han marcado la vida de cientos y miles de migrantes que han cruzado a Estados Unidos en busca de mejores condiciones de vida. Que viven desprotegidamente pero no por ello sin un punto de vista refunfuñante que los coloque como actores sociales de ese país.

Justo terminaba de pensar en eso, cuando finalmente llegué a mi destino, Kundera tendría que esperarme un poco más para volverlo a leer, yo mientras tanto tendría que respirar profundo para soportar el sofocante calor que azotaba aquel sábado a Ensenada.