DEJANDO MEMORIA Y VIDA EN ESTE LUGAR

22 de noviembre de 2005

OLOR A GUAYABA


Hoy por la mañana crucé el puente que me deja ver el mar azul, llegué a un lugar donde había una dama sentada leyendo un libro serenamente. Un olor a guayabadespertó en mí esa sensación extraña de fantasía y niñez....
Cuando era niña, tenía una amiga gorda que se llamaba Susana, hija de dos señores bastante extraños, de esas personas que uno sabe que son "buena onda" o de buen corazón, pero que todo el tiempo tienen un gesto de descontento, algo extraño de verdad...en fin. Lo importante de Susana era su casa, siempre limpia y ordenada, nada! estaba fuera de lugar, era impresionante, hasta el cuarto de la abuela donde por cierto, murió, estaba extraorganizado...
Bueno, pero lo importante de la casa de Susana, no era la organización sino ese olor a Guayaba que perfumaba toda su casa, el mismo que me hacía respirar profundo...
-Pobre Susana, ella siempre estaba tan preocupada por su gordura, que ni cuenta se daba que su casa estaba impregnada por un dulce olor a guayaba que le daba un alo de hogar, calientito, rico que yo sí percibía.
El olor provenía de un lugar que para mí era mágico y que pocas veces la mamá de Susana accedía dejarnos entrar, pues claro, ahí merito estaban los árboles de guayaba, tan bien cuidados, el pasto tan bien podado, que neta que yo, llegué a imaginar que ahí había hadas, quizás si.
Cuando entraba a ese jardín las horas se me iban volando, podíamos jugar a las muñecas, a las mamás, a las señoritas que se pintaban las uñas... a lo que fuera, y yo seguía sintiendo que el tiempo no pasaba, que simplemente se detenía...hasta que ya cayendo la tarde escuchaba un grito de enojo y amargura desde el interior de la casa que decía - !Susana!- era un "Susana" rotundo, sin opción ni oportunidad de nada, que significaba: -ya estuvo! sálganse inmediatamente de mi jardín!, así vivía yo ese horrible grito...
Mas hacia lo lejos, se escuchaba una voz delgadita que decía -Lulú y Susiiiii !!!, ya vámonos, esa era mi mamá, que ordenaba un "se acabó el rico olor de guayaba".