DEJANDO MEMORIA Y VIDA EN ESTE LUGAR

3 de octubre de 2007

SIN INSPIRACION

He estado pensando una y otra vez por qué no he logrado asomarme a este blog. Hay varias razones, la primera es porque me robaron mi computadora, en mi propia casa, por cierto. Abrieron mi departamento y tomaron pocas cosas pero precisas, las más importantes para mí.

---- Casi puedo imaginar cómo fue ----

El viernes pasado entraron dos hombres que viven muy cerca de mi casa, lo abrieron con dos piezas de fierro con una facilidad increíble. Uno de ellos corrió hacia el estudio y con sus manos en forma de garra, apresurado, nervioso y burlón hurgó todo cuanto estuvo a su alcance, seguramente volteó ligeramente hacia el suelo y encontró un estuche verde con mi computadora dentro. Adiós computadora. Siguió buscando desesperadamente mientras mi cuadro de Frida Kahlo le acompañaba en su labor ardua de hurtar lo ajeno, el tipo volteó la mirada hacia una maleta interesante que nada más ni nada menos tenia uno de nuestros más preciados tesoros: libros, que no pudimos desempacar desde que nos cambiamos al departamento. Obviamente tomó la maleta y…. adiós libros. Mientras tanto, el segundo ratero se dedicó a rascar en el armario mientras la adrenalina le corría por todo el cuerpo y seguramente pensando, pinche vieja hippie no tiene nada. Pero que tal cuando abrieron el último cajón, ¡se encontraron mi cámaraaaaaaaaaaaaaaa! !!!Ahhhhhhh!!! Se llevaron mi cámara con todo y fotos y rollo, ¡tenía años con ella! y… adiós cámara.
Ambos ladrones salieron apresurados, dejando mi puerta abierta, y mi pequeño lugar, completamente al descubierto y a disposición de cualquiera. Cuando vi mi departamento así, ultrajado, me sentí la más ¡huérfana del mundo! No hay espacio seguro, no hay sitio seguro ni siquiera ¡la cama donde duermo! Sí. Estoy paranoica pero no puedo evitarlo...

---- Ahora ----

Sin computadora en casa simplemente no me inspiro, si, soy de esas que ya no puede tomar pluma y papel para escribir, ¡necesito mi computadora! La inspiración se me fue de la pena de pensar que alguien desconocido tomo mis cosas y las tomó sin previo permiso. Cuando supe que habían robado mi departamento tuve ganas de golpear al primero que me pasara enfrente. No lo hice. Pero albergué mucho enojo. Quizás el enojo mitiga las ganas de escribir, o la creatividad, al menos eso me pasó a mí.