DEJANDO MEMORIA Y VIDA EN ESTE LUGAR

7 de agosto de 2007

La ilusión

“¿La ilusión? Eso cuesta caro. A mí me costó vivir más de lo debido. Pagué con eso la deuda de encontrar a mi hijo. Ahora que estoy muerta me ha dado tiempo para pensar y enterarme de todo. Ni siquiera el nido para guardarlo me dio Dios. Sólo esa larga vida arrastrada que tuve, llevando de aquí para allá mis ojos tristes que siempre miraron de reojo, sospechando que alguien me hubiera conocido a mi niño. Y todo fue culpa de un maldito sueño”
Juan Rulfo, 1996.


Los laberintos por los que a veces se mete el cuerpo pueden llevarlo a sumergirse en una ilusión infinita, de un sentimiento y otro y otro y otro hasta que la mente se pierde. ¿Mente o memoria? ¿Es lo mismo? Creo que si. La memoria corporal guarda todo y lo almacena, es la que nos permite sobrevivir -o hundirnos- ante ciertas circunstancias. ¿Cómo salir del círculo? Uno tiene derecho a sufrir no sé si sea parte de la vida, pero hay derecho a sentir y vivir al cuerpo doliente. También debe haber tiempo de disfrutar al cuerpo placenteramente donde la memoria corporal se activa y nos permite recordar la belleza de algunos actos, emociones y momentos. Pero regreso, cómo salir del círculo, o mejor aún cómo ser conscientes de los continuos retornos de la memoria, incluso, (ashh me acordé de Jodorowsky) cómo saber que por lo que estamos sufriendo es realmente nuestro y no de mi mamá, o papá o abuela, o tío abuelo o algún pariente lejano que ni conocí, (por eso hay que leer “Me pesan mis ancestros”). Siempre se dice “tu eres lo que tu mamá (ó X pariente) quiso ser” pero nunca decimos “sufres y lloras igualito a tu 'apa o tu 'ama y muy probablemente en ese llanto sumergido estemos buscando lo que otros ya habían iniciado a buscar. El asunto es: cuál es mi verdadera memoria ¿será el verdadero yo? ¿Cómo sería si me quitara a mis “ancestros” de encima? ¿mejor? Hay bueno ya … no sé cuando me vaya a contestar tantas preguntas…. Quizás este sea el inicio.