DEJANDO MEMORIA Y VIDA EN ESTE LUGAR

11 de noviembre de 2008

Quédate.

Eternidad que no vengas tú y me atrapes.
Si apenas siento tu sollozo entre mis muslos.
Y éste miedo sella como el camino cotidiano.

Que no venga ni se acerque la ausencia de ti.
Que no me gane el llanto incontenible.
Que no se agrie la garganta de tanto esperarte.
Que eso nunca me pase a mí.

Que las noches sigan siendo el manjar de los días.
Y tu calor se acurruque con el mío.
Y el calor de la cama medicina diaria.

Que el cuerpo no diga nada.
Y que se enrede con el mío para gritarme.
Y que siempre con o sin él, estemos juntos.
Que se quede, como líquido indispensable.