DEJANDO MEMORIA Y VIDA EN ESTE LUGAR

8 de febrero de 2006

La casa de las mujeres migrantes

Ayer visité la casa que recoge sentimientos de mujeres migrantes. Ayer como otros días me encontré con la bienvenida de un llanto contenido, un nudo en la garganta, una historia desarrapada –no sé cómo llamarle-. Me encontré con las mujeres contenidas de emoción y ningún espacio por donde vaciar un poco de la tristeza que guardan en sus cuerpos rotos.
No son ganas de haceros llorar, son ganas de explicarme lo que de todos modos ya se pero no termino de comprender. Tampoco son ganas de glorificar la valentía femenina, no, tampoco es eso, sólo que me sorprende la visión de las mujeres que han sido ultrajadas, ajadas. ¿Cuál es el aliento que las mantiene de pie? Qué espíritu es el que no las deja doblar las rodillas para desvanecerse en el suelo y decir –¡ya no puedo más!, ¿será el sueño “americano”?
¿Será ese sueño que inicia en el seno de una vida sencilla, carente y con aspiraciones, el mismo que se convierte en una pesadilla que cruza fronteras violentas ultrajando en cada un poco de la dignidad humana? ¿!!Qué sueño tan poderoso es aquel que permite a una mujer ir dejando algo de ella misma, algo como la vida, como la seguridad, como lo que se ama, como un brazo, como una pierna, como el corazón!!?
Que sorpresa cuando me encontré a las “mujeres migrantes” con tanto empuje con tanto coraje y al mismo tiempo, con tanto dolo de lo abandonado atrás.
No me consuela ese intercambio de sufrimiento por coraje y valentía, no me consuela la permuta de una vida rota por la ilusión ferviente de cruzar “al otro lado”. No me consuela ese trueque entre la violación de sus derechos por “una vida mejor” en los yunaites.
Dicen que nadie escapa a la migración, incluso dicen que somos producto de ella, y eso es completamente aceptable… ¿pero cual ha sido el costo humano de esos movimientos? ¿Existe algún saldo –además del de las jugosas remesas - que nos permita “medir” el sufrimiento por el que literalmente, cruzan las y los migrantes?
Cuando salgo de esa casa de mujeres migrantes, me llevo su fuerza y su espíritu, me llevo en la memoria mujeres que luchan y me llevo una gran lección de vida, pero también me llevo una enorme incertidumbre…