DEJANDO MEMORIA Y VIDA EN ESTE LUGAR

2 de noviembre de 2007

Competencia-cooperación y cuerpo

Cuando hay condición de competencia en las actividades cotidianas de la vida, hay condición de competencia a nivel corporal, esto significa que tener una actitud ególatra y egocéntrica tiene consecuencias en la relación orgánico-emocional del cuerpo. El cerebro, es una de las partes de nuestro cuerpo que constantemente estamos desarrollando, por aquella vieja idea de la inteligencia como actitud socialmente aceptable, el cerebro tiene una exigencia preponderante con respecto a los demás órganos. En nuestra cultura la idea de la competencia está tan presente que la hemos interiorizado corporalmente, a veces ni siquiera nos damos cuenta cuando estamos compitiendo con los otros, sin darnos cuenta exaltamos nuestras virtudes, tratamos de hacerle entender al otro que sabemos más, creemos que no es necesario aprender más, simplemente …. Yo lo sé. Esto sólo provoca que las cosas no fluyan, no fluye nuestra vida, no fluye la salud, no fluye la coexistencia humana, no fluimos entre países, entre amigos, entre compañeros.
El sentido de la cooperación, tiene otros matices, el cuerpo coopera entre sí, y esta es una historia larga de explicar, pero así es, cada órgano, pensamiento, sentimiento, está entrelazado y forman parte de nuestra esencia. La cooperación lleva al ser humano a entender que lo que yo sé puede ser alimentado de lo que los demás saben también, y que soy capaz de compartir mi conocimiento con el resto, es decir, me abro a los demás y doy pero también me abro a los demás y recibo. ¿Esto nos hace mejores humanos? No lo sé, pero la sensación que uno experimenta al rodearse de gente cooperativa apunta más hacia la idea del crecimiento que aquella que se queda en el estira y afloja del ego humano.