DEJANDO MEMORIA Y VIDA EN ESTE LUGAR

9 de junio de 2011

No soy más yo.

Del cuerpo ajado, adolorido y abierto.

Hasta los hombros cambiaron, y las células que se pasean en ellos.

Del cuerpo doliente, cambiante, transformado, transmutado.

De vientre de vida que dio vida a la vida misma.

De cuerpo líquido, alimento, amor, entregado al servicio de la vida.

El cambio trastoca mis pupilas y se unen con tus grandes y bellos ojos,

que me curan, que me embellecen el alma, que me sanan que me dan el

consuelo de la vida cambiante.

He dado a luz, a una hermosa niña, que día a día con sus grandes ojos,

su boquita en mi seno, su energía vital, su paciencia, su desesperación

por comer y dormir, han hecho de mí la que nunca fui, la que nunca he sido.

Luna ha cambiado día a día a la que conocí, no soy más yo, soy otra

la que crece, se conoce, se vincula con el amor con una ternura que no cabe en el

pecho, ni en el cuerpo, se expande y sale de los límites.

No soy más el mismo cuerpo, mi desesperanza crece cuando el susurro en mi oído

y la sombra cotidiana me lo repite “no eres más tú”, en eso me vuelco en tu pequeño

cuerpecito y te aprieto a mí para decirte cuanto te amo, y cuan abierta estoy para caminar

contigo el sendero de la vida.